Amores eclipsados Por Leonardo Flamia (Semanario voces)
En Justo antes de eclipse, segundo espectáculo de la dupla Adrián Rodríguez/ Luis Izzi, parece priorizarse algo más el mecanismo formal para contar la historia que en el anterior. En Aterciopelada había una clara alusión hacia la putrefacción que se generaba al interior de una familia cuando ésta se ocultaba a sí misma aspectos oscuros de su pasado, y la foto feliz podía abundar en síntomas de patologías. La temática en Justo antes del eclipse está más diluida en el aspecto formal, pareciendo por momentos que surgió un modo de contar antes que el qué contar, pero si a veces no se logra disimular la fórmula, aquí la dupla logra sobre un complejo esqueleto guiar la atención del espectador hacia los “eclipses” que se narran.
Son tres las historias, una transcurre mayormente en una plaza, otra en la morgue de un Hospital, y la tercera en una librería. Se van desarrollando intercaladas y de forma independiente pero al estilo de películas como Amores perros o Babel de González Iñárritu y Guillermo Arriaga, se van a cruzar en un punto. Con las luces que se apagan en una parte del escenario y se encienden en otra el relato toma una dinámica de montaje cinematográfico, algo ya frecuente en nuestro medio. Pero las alusiones al cine no se detienen en ese “montaje”. En la historia que transcurre en la librería el cliente tímido que intenta seducir a la vendedora pide “repetir una toma” cuando una situación arranca una sonrisa a la mujer. Mientras que la historia de la morgue se narra desde el final hacia el principio, al estilo del film Irreversible de Gaspar Noé. La historia sobre una relación que se rompe entre dos adolescentes parece central, y es la que apela a convenciones más teatrales como los monólogos de Luna, trabajados junto a una cuidadosa iluminación que junto al nombre del personaje anuncian el eclipse más importante, aquí se desarrolla la situación que une a las tres historias.
El sexo, la infidelidad, la pareja, la seducción, o el amor desde la perspectiva más adolescente son los temas de esta obra, que vista desde lo global parece una gran construcción de relojería. Dentro del mecanismo, cada historia tiene un temperamento distinto, que termina de plasmarse gracias al lenguaje de los diálogos y a las actuaciones. Aquí hay un punto alto de la obra, sin apelar a ningún argot puntual, los personajes hablan casi siempre el lenguaje que les corresponde. Algo agresivo, sórdido, frustrado y escéptico en los personajes de la morgue. Dubitativo, inseguro, pautado por las miradas y silencios que se integran naturalmente al diálogo en la relación que intenta entablar el cliente con la vendedora en la librería. Y con ese dejo romántico adolescente en las chiquilinas que se lastiman, a veces con arranques de sinceramiento y a veces con conductas más superficiales. Y no solo el léxico se adecúa a los personajes que lo utilizan, sino que hay una correspondencia entre los tipos de los actores y sus personajes. Gonzalo Mendoza por ejemplo tiene una voz que lo puede limitar para hacer algunos papeles, pero aquí se adecúa perfectamente a su papel, y logra que cierta “cursilería”, de la que los personajes son concientes, se integre naturalmente a su intento de seducción. El “descubrimiento” de esta obra son las actuaciones de Erica Gómez Ricci y Cynthia Valiente, los diálogos, los silencios y los gestos aparecen con una naturalidad poco frecuente, más allá de esa cosa “poético-adolescente” que transpiran sus personajes. Dos actrices muy jóvenes que hay que atender, libres de esos vicios y tics que a veces entorpecen la construcción de personajes de muchos actores de renombre.
Izzi muestra una evolución marcada en el trabajo con los actores, mientras que la dupla que conforma junto al dramaturgo se muestra segura en conjunto a la hora de escribir y hacer andar un espectáculo teatral. Quizá teatro joven, pero solvente, sólido, un espectáculo recomendable en definitiva.
Justo antes del eclipse. Dramaturgia: Adrián Rodríguez. Dirección: Luis Izzi. Elenco: Carlos Garolla, Alejandra Navarro, Erica Gómez Ricci, Cynthia Valiente, Gonzalo Mendoza y Elizabeth Gutiérrez.
Funciones: domingos 19:30. Teatro del Museo Torres García (Peatonal Sarandí 683 y Bacacay). Teléfono: 2916 2663. Entradas: $ 150.
Son tres las historias, una transcurre mayormente en una plaza, otra en la morgue de un Hospital, y la tercera en una librería. Se van desarrollando intercaladas y de forma independiente pero al estilo de películas como Amores perros o Babel de González Iñárritu y Guillermo Arriaga, se van a cruzar en un punto. Con las luces que se apagan en una parte del escenario y se encienden en otra el relato toma una dinámica de montaje cinematográfico, algo ya frecuente en nuestro medio. Pero las alusiones al cine no se detienen en ese “montaje”. En la historia que transcurre en la librería el cliente tímido que intenta seducir a la vendedora pide “repetir una toma” cuando una situación arranca una sonrisa a la mujer. Mientras que la historia de la morgue se narra desde el final hacia el principio, al estilo del film Irreversible de Gaspar Noé. La historia sobre una relación que se rompe entre dos adolescentes parece central, y es la que apela a convenciones más teatrales como los monólogos de Luna, trabajados junto a una cuidadosa iluminación que junto al nombre del personaje anuncian el eclipse más importante, aquí se desarrolla la situación que une a las tres historias.
El sexo, la infidelidad, la pareja, la seducción, o el amor desde la perspectiva más adolescente son los temas de esta obra, que vista desde lo global parece una gran construcción de relojería. Dentro del mecanismo, cada historia tiene un temperamento distinto, que termina de plasmarse gracias al lenguaje de los diálogos y a las actuaciones. Aquí hay un punto alto de la obra, sin apelar a ningún argot puntual, los personajes hablan casi siempre el lenguaje que les corresponde. Algo agresivo, sórdido, frustrado y escéptico en los personajes de la morgue. Dubitativo, inseguro, pautado por las miradas y silencios que se integran naturalmente al diálogo en la relación que intenta entablar el cliente con la vendedora en la librería. Y con ese dejo romántico adolescente en las chiquilinas que se lastiman, a veces con arranques de sinceramiento y a veces con conductas más superficiales. Y no solo el léxico se adecúa a los personajes que lo utilizan, sino que hay una correspondencia entre los tipos de los actores y sus personajes. Gonzalo Mendoza por ejemplo tiene una voz que lo puede limitar para hacer algunos papeles, pero aquí se adecúa perfectamente a su papel, y logra que cierta “cursilería”, de la que los personajes son concientes, se integre naturalmente a su intento de seducción. El “descubrimiento” de esta obra son las actuaciones de Erica Gómez Ricci y Cynthia Valiente, los diálogos, los silencios y los gestos aparecen con una naturalidad poco frecuente, más allá de esa cosa “poético-adolescente” que transpiran sus personajes. Dos actrices muy jóvenes que hay que atender, libres de esos vicios y tics que a veces entorpecen la construcción de personajes de muchos actores de renombre.
Izzi muestra una evolución marcada en el trabajo con los actores, mientras que la dupla que conforma junto al dramaturgo se muestra segura en conjunto a la hora de escribir y hacer andar un espectáculo teatral. Quizá teatro joven, pero solvente, sólido, un espectáculo recomendable en definitiva.
Justo antes del eclipse. Dramaturgia: Adrián Rodríguez. Dirección: Luis Izzi. Elenco: Carlos Garolla, Alejandra Navarro, Erica Gómez Ricci, Cynthia Valiente, Gonzalo Mendoza y Elizabeth Gutiérrez.
Funciones: domingos 19:30. Teatro del Museo Torres García (Peatonal Sarandí 683 y Bacacay). Teléfono: 2916 2663. Entradas: $ 150.
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