¿Fotos de una locura? - Strangelets por Leonardo Flamia - Voces

¿Fotos de una locura?

“Un día fui a casa de mis padres y le dejé una foto debajo de la almohada de mi madre, sin que ella se diera cuenta, la dejé y no le dije nada. En la foto estaba mi padre con su amante. Pasó el tiempo y nunca me preguntó nada, tampoco supe de alguna discusión con mi padre o al menos algún tipo de planteo. En la foto no caben dudas, es mi padre y está evidentemente con su amante.
Al tiempo fui y dejé una copia de esa misma foto bajo la almohada de mi padre.
Nadie dijo nada, nadie comentó nada.
Hoy murió mi madre; al ir a su cuarto revisé bajo su almohada. Hay una foto. Está ella y mi padre conmigo en brazos.”


Foto, así se titula la breve escena anterior que integra Strangelets, el último espectáculo de Luis Izzi. Nos interesa que lo puedan leer porque ese fragmento de la obra es muy representativo de la escritura de Izzi, de como estructura sus espectáculos. Una situación familiar. Una infidelidad que se desnuda buscando detonar una respuesta que no llega. Una respuesta impensada que llega cuando ya no hay posibilidad de hacer nada. Y una estructura en que lo fundamental son las imágenes. Esas fotos que pueden capturar momentos pasados intentando decir algo en el presente. Esa escena, Foto, podría ser en sí misma una obra de Izzi.

Pero Foto, como decíamos, es apenas un fragmento de Strangelets, un espectáculo estructurado a partir de numerosos fragmentos que parecen aludir al pasado familiar de la protagonista, a una relación de pareja y a una situación de encierro poco clara. A poco de iniciar el espectáculo escucharemos a la actriz afirmar: “Salgan de mi cabeza, no puedo aguantar más, escucho ruidos todo el tiempo”. La locura parece ser una clave para comprender esa psiquis desestructurada. Pero también sobrevuelan el abandono y la sombra de un homicidio, siempre a partir de brevísimos fragmentos intercalados de forma no cronológica. El juego es estimulante para el espectador, que se ve forzado a armar su relato a partir de esos fragmentos de una vida que le son arrojados aleatoriamente.
Sobre el final escucharemos: “Todo el que entra deja algo, una marca, deja un aroma, un recuerdo, una mirada, al menos deja una mirada, no hay dos iguales, busca mis letras tapadas, investiga de reojo algunas líneas de colores, manchas, cicatrices. Conjunto de manchas. Miradas. Puntos de vista. Algún día le voy a dejar este lugar a otra.” Marcas en la memoria que constituyen la psiquis de las personas, y acciones de estas personas que dejarán marcas en otras. Esa lógica parece ser central en Strangelets, que hace referencia a unas partículas subatómicas con un “extraño” poder de mutación de la materia. En Strangelets cada marca, cada fragmento de vida que se vuelve un recuerdo obsesivo pareciera convertirse en esa partícula capaz de modificar la “normalidad”. Pero esto es apenas una hipótesis de un espectador.

Izzi vuelve a construir un espectáculo fragmentario pero sin repetirse, en este caso trabaja en una zona sombría que no es la que le conocimos en Amapolas (2012) o Piedra, papel, tijera (2013). Y si bien el espectáculo es radicalmente fragmentario, también es cierto que remite a una misma subjetividad que parece escindida en esos fragmentos vitales que la han sumergido en una situación no del todo definida.
Erica Gómez Ricci encarna notablemente a esa individualidad atormentada, que intenta ordenar sus recuerdos para llegar a una zona de confort que no logra nunca configurarse.

Strangelets. Texto y dirección: Luis Izzi. Actúa: Erica Gómez Ricci.